Gran aventura y poca salud en el turismo espacial
El turismo espacial está muy cerca y una de las ofertas especiales es circunvalar la luna.
Compañías privadas de varios países, incluidos los eternos rivales del cosmos, Estados Unidos y Rusia, se están preparando para ese costoso salto lunar.
Los científicos advierten que seguramente la oferta estará llena de aventura y diversión.
Pero puede existir un problema: la ausencia parcial de bienestar para la salud de los viajeros.
Los estudios sobre los efectos del cosmos sobre las personas comenzaron en los años de la década de los 60 con el inicio de la Era Espacial.
La ciencia acumuló en el último medio siglo un gigantesco número de datos sobre los efectos de las condiciones espaciales.
Éxitos y Penurias
Probablemente, la diversión desde el mismo inicio del viaje turístico a la luna solo la lograrán los viajeros por momentos.
O quizás cuando, después del regreso a la Madre Tierra, el pasajero piense en la experiencia extraordinaria que pasó, una gran aventura y un triunfo individual.
Tampoco existen dudas que inmediatamente después de encender los motores, comenzarán los trastornos del cuerpo humano.
Los estudios muy complejos y precisos indican que los turistas pueden esperar desde el despegue náuseas, una pequeña dosis de radiación y, posiblemente y más a la larga creciente fricción interna con otros miembros del grupo como resultado de sus tensiones.
Las compañías involucradas en esta nueva carrera espacial coinciden en calcular que el viaje a la luna, solo para un vuelo de rodeo durará entre cuatro y cinco días. Se espera que los turistas tracen “un ocho” en la trayectoria alrededor de la Tierra, la Luna y de regreso.
Riesgos pese a la diversión
Será inevitable que a medida que el cohete se aleje de la Tierra, los pasajeros sean golpeados por fuerzas de aceleración hasta tres veces la fuerza de gravedad a la que están acostumbrados en el suelo.
“Eso puede poner una presión real en el corazón mientras lucha para bombear sangre a la cabeza. Si los pasajeros no están sentados correctamente, la sangre podría drenar de sus cerebros a sus pies y podrían desmayarse”, según científicos y expertos que no descartan el infarto.
Eso obligará a los “operadores de turismo espacial” a controlar la salud de sus clientes mientras el vuelo está en marcha.
Eso significa un chequeo continuo con aparatos especiales colocados en los turistas para confirmar que sus corazones están lo suficientemente sanos y que siguen así durante el vuelo.
Cuatro o cinco días de viajes espaciales no son poca cosa incluso para astronautas profesionales.
Un estudio publicado por un experto del Departamento Médico de la Universidad de Texas asegura que un turista sufrirá incomodidades en el lapso y necesitará medicamentos que pueden adormecerlos.
Llévame a la luna con el turismo espacial
Los estudios indican que los turistas-astronautas necesitarán de un entrenamiento avanzado para hacer el viaje.
Comer, un asunto muy comú e importante para un turista normal puede tornarse en una experiencia decepcionante en el espacio.
El paladar se “apaga” debido a la congestión nasal inducida por la baja gravedad que interfiere siempre con el sentido del olfato.
Sería como comer con un resfriado.
Estos detalles harán la diferencia entre otras modalidades del turismo y el turístico.
Algunos expertos ponen por ejemplo que los viajeros “comunes” no reciben entrenamiento para bañarse en el mar tropical.
Sin embargo, las compañías involucradas en la nueva carrera espacial confían en que existen cientos de personas en todo el mundo que gritan “llévame a la luna”.
Sólo lo harán quienes tengan suficiente dinero para pagar el pasaje extremadamente costoso.
Una compañía con sede en California ya anunció planes muy cercanos para enviar un pasajero a la órbita lunar.
Los precios que se anuncian para la oferta de viaje lunar son millonarios.
La circunvalación de la Tierra, más modesta, puede costar entre 200.000 y 500.000 dólares por persona.
A causa de los costos no debe esperarse que el turismo espacial se torne masivo.
Aunque será seguramente una de las modalidades de mayor ingreso de la industria, sin bienestar incluido.